jueves, 29 de julio de 2010

La Adoración de los Magos

¿QUIENES ERAN LOS MAGOS? Los magos eran consejeros de reyes, eran sabios que cultivaban la astrología o astronomía, la medicina, la botánica, la aritmética y la geometría. La expectación mesiánica se había extendido por todo el Oriente.

Necesitamos una fe como la de los Reyes Magos: la convicción de que ni el desierto, ni las tempestades, ni la tranquilidad de los oasis nos impedirá llegar a la meta del Belén eterno: la vida definitiva con Dios. La primera enseñanza que nos dan es que hemos de corredimir no persiguiendo el triunfo sobre los demás, sino sobre nosotros mismos.

La visita de los Magos tendría lugar después de los cuarenta días de la purificación de María. Se puede suponer con toda lógica que la Sagrada Familia se había instalado en una casita de Belén.

LA ESTRELLA DE LOS MAGOS Una noche, Melchor, Gaspar y Baltasar,(nombre popular que se les da) descubrieron una estrella misteriosa, y, recordando los antiguos vaticinios, se dijeron: “He aquí el signo del gran rey; vayamos en su busca”. La estrella que conduce a los magos simboliza al mismo Jesucristo, la luz increada que ilumina a todos los hombres y los transforma.

La gente sale a la calle para ver pasar la comitiva. Hacen una pregunta desconcertante: “¿Dónde está el nacido rey de los judíos?”. Se turbó Herodes y, con él, toda Jerusalén. Ante la grandeza de Dios no faltan personas que se escandalizan; porque no aceptan más que lo que cabe en sus limitados horizontes.

ORO, INCIENSO Y MIRRA Finalmente, la estrella se detiene sobre la casa donde estaba el Niño. Los viajeros quedaron sorprendidos cuando se encontraron frente a una humilde casita. No obstante entraron sin vacilar. Son recibidos posiblemente por San José, y ven a un Niño en brazos de su Madre, y reconocieron en aquel Niño al rey que buscaban, y postrándose le adoraron. Se postraron, como correspondía a un rey entre los orientales: es un verdadero homenaje. Y le adoraron, como a Dios. Abrieron sus cofres y le ofrecieron presentes: oro, incienso y mirra.

Le llevaron los mejores productos de su tierra. Los bienes de la tierra son excelentes, pero el hombre los pervierte cuando los convierte en ídolos. No se han de ver como un tesoro. El tesoro está reclinado en un pesebre; porque donde está nuestro tesoro allí estará también nuestro corazón.

Dar es propio de enamorados, y Dios mismo nos señala lo que quiere de nosotros. No le importan los bienes de la tierra porque todo eso es suyo; quiere algo íntimo, que podemos darle libremente: dame, hijo mío, tu corazón, nos sugiere a cada uno.

El episodio de los magos de Oriente pone de manifiesto el alcance universal de la misión de Cristo. Jesús es el Emmanuel anunciado por Isaías y los demás profetas.

Dios con Ustedes

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