Estamos viendo, cómo la mala conducta individual burda y sin control en la actividad del mercado afecta la estabilidad de las empresas, pero también de nuestro país, y como afecta a los hombres y mujeres que componen la sociedad en la que vivimos.
Los hombres de negocios juegan irresponsablemente con el futuro de las empresas, afectando las vidas de muchas familias.
El crimen organizado en el campo de la economía, expresado en nuevas formas de especulación irresponsable y en comportamientos deshonestos en la interacción empresarial, se ha aprovechado de las ventajas de la globalización para sacar provecho para unos pocos.
El relato bíblico de la Torre de Babel, habla de personas que sintieron que tenían la capacidad de construir una torre que pudiera unir el cielo y la tierra. Cuando la gente piensa que puede mantener un desarrollo descontrolado, con demasiada frecuencia lo que ocurre es aquello que ocurrió en Babel - la torre se colapsa y la gente acaba dividida.
Nuestra sociedad Salvadoreña está quebrantada. Y como siempre, en estos casos, los más pobres son las primeras y más inocentes víctimas.
El que construye sobre el dinero, está construyendo sobre arena. Vemos con el colapso de los grandes bancos que el dinero sencillamente desaparece, que no significa nada, y que todas las cosas que nos parecen tan importantes, en realidad son secundarias.
No podemos desconocer la crisis financiera en que se debate el mundo actual; pero no hay duda que la raíz del problema está en la crisis espiritual, ética y humanística de la sociedad.
Si no volvemos a los valores centrales del ser humano, nuestro mundo no saldrá del capitalismo salvaje y su destino está signado por el individualismo, el caos y la destrucción.
Dios con Ustedes
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